jueves, 25 de febrero de 2010

La Fotógrafa


Hoy amanecí con el cabello humedecido por el sudor, últimamente el calor en esta ciudad se está haciendo insoportable, felizmente en unos meses me iré de aquí para nunca más regresar, al menos eso espero.
Veo el reloj, me doy cuenta que es mas tarde que de costumbre para ir a trabajar, y por cierto no tengo ganas de ir, pero necesito el dinero, por lo que debo someterme al mal día que se hace cuando mi jefe se encuentra aquí, lo único que me anima a ir es, después de todo, poder ver a la fotógrafa.
Tomo el bus el que con gracia divina llega a su destino y procura dejarme, diez minutos antes de la hora de entrada y dos cuadras antes de llegar a la oficina, como así lo vengo haciendo durante esta última semana, camino con la ansiedad de verla otra vez, sigo adelante a paso apresurado, cuando cruzando la primera cuadra, aparece ella, me sonríe y hace un ademán con la mano como queriéndome saludar, le respondo saludándola de lejos, quizá un día de estos me atreva a dirigirme a ella. Con esta es la cuarta vez que sucede lo mismo, cada vez que la saludo, los latidos de mi corazón se aceleran, la respiración se me torna agitada y lo que siento realmente es una atracción muy fuerte.
Llego al trabajo y sin que me suceda algo interesante, procuro terminar el día no sin antes dejar de pensar en ella, así como también de buscar la manera de acercármele cuando la vuelva a ver. Estoy listo para ir a casa, agarro mis cosas y me voy pensando en que si tengo suerte la encontraré, y esta vez sí me acercare para hablarle.
Estoy a una cuadra de su trabajo y no puedo evitar sobresaltar un poco, me pongo un poco tenso, estoy a unos metros de pasar frente a ella; paso por su delante, y allí estaba ella sentada en su escritorio, sola como de costumbre, la saludo y ella con el mismo ademan me dice hola, sigo adelante y cuando siento haber pasado por la pintura enmarcada que se dibuja en mi mente de ella sentada escribiendo, ¿qué se yo?; por un momento dude seguir adelante, me detuve para regresar, di media vuelta y así lo hice, ingresando abruptamente a su oficina saludándola y preguntándole cuanto cobraba por fotografía, tratando de iniciar algún tipo de conversación y de esa forma conocerla un poco más, nos presentamos, su nombre es Ángela me dijo, no me quedó otra que confesarle el miedo que sentía acercarme a ella para conocerla ya que me pareció muy seria. En fin me despedí y ella quedo encantada conmigo, no era para menos hice el mejor esfuerzo para que tenga la mejor impresión sobre mí, caminando a casa no hice otra cosa que pensar en ese encuentro, para mí fue un verdadero triunfo haberla conocido; con el numero de su celular en mi poder, no dude en escribir: Hola para mí fue un verdadero placer haberte conocido, espero volver a verte pronto, cuídate mucho. Un beso.
Al día siguiente no se me ocurrió mejor idea que me saque unas fotografías, la busque directamente en su Studio, conversamos un poco, mientras me acicaló y luego de ello procedió a tomarme unas fotos, después de la sesión la cual no duró más de cinco minutos, paso a mostrarme las fotos que tenia, para escoger un par de ellas. Completamente solos en el Studio, y teniéndola tan cerca, le cogí de la mano y le dije lo mucho que me gustaba y que me parecía mentira haberla conocido, acercándola a mí y dándole un beso, ella me dijo que no era correcto, pero sin más que hablar, proseguimos, fue el beso más apasionado que había poder experimentado con alguien.
Ella, una mujer de por lo menos diez años mayor que yo, de rostro dulce, cabellos finos y de laceado perfecto, extremadamente delgada pero conservando todas sus curvas, con un cuerpo que muchas de las chiquillas con las que salía envidarían a su edad, el mismo que apenas se podía distinguir a través de su manera tan peculiar de vestirse, de falda larga y blusa escotada; y, por lo dicho por Ángela hace muchos años que no estaba con un hombre; cada vez que me besaba procuraba rosarme con todas las partes de su cuerpo hasta llegar al clímax, lo más excitante para mí era la sensación de hacer lo que hacíamos a la expectativa de que alguien llegara, siendo que esta tórrida relación duró más del tiempo esperado decidí no volverla a ver más pues supuse que le estaba haciendo mucho daño.
Luego de un tiempo, me la cruce por la calle pensé en saludarla, pero no me atreví estaba acompañada llevaba un niño en brazos y el tipo que estaba con ella la tenía tomada de la cintura, supuse era el padre del niño, no podre olvidar a la fotógrafa, supongo que con los pocos ratos que vivimos y con lo que me llego a decir de verdad me quiso, lamentablemente uno nunca está conforme con lo que tiene, siempre que veo esa foto la cual me tomo y dio inicio a conocernos te recordaré como la mujer más tierna y pura que conocí.